La gente invisible

Es curioso porque hoy en día en los medios de comunicación hay un interés casi enfermizo por mostrarnos realidades diferentes a las nuestras, por meta-globalizarnos y que nuestra pequeña alma interior suspire al ser consciente por primera vez de que nuestro mundo no es el único.

El programa Callejeros nos invita a pasearnos entre la gente de los peores barrios de España, a acompañar a camioneros en el día a día o a conocer cómo es la vida de un sintecho. Los documentales de Viajar o Canal Cocina nos adentran en el maravilloso mundo de la gastronomía de los rincones más recónditos del planeta: los guisos de los nómadas del Sahara (cuyos recipientes para cocinar ya puedes adquirir en IKEA), las pizzas de los paisanos de la Toscana o las delicias de los mercados nocturnos de Tokio. En el Canal Odisea puedes conocer la vida de un hombre que debido a una enfermedad perdió su memoria a largo plazo, y no recuerda nada cada siete segundos, sufrimos con él, viendo su desesperación al escribir en su diario “Esto es lo primero que vivo, soy yo por primera vez, existo sólo ahora”. También conocemos a una niña de catorce años con el peor caso de narcolepsia conocido, y la vemos desplomarse en medio de una conversación con sus amigos o el baile de graduación de su instituto. En el canal Hollywood nos enteramos, no sin cierta envidia y recelo, de lo que gasta Jennifer Aniston en peluquería, vemos la casa de vacaciones de la autora de Harry Potter y podemos llorar al ver lo que se gasta Lindsay Lohan al día en ropa en tiendas exclusivas. En el National Geographic nos cuentan cómo viven los mongoles, como a pesar de ser nómadas y de no tener casa, viajan por el desierto apuntando con sus antenas al cielo para poder ver el último partido del Liverpool. Creo que absolutamente todo el mundo que lea esto ha visto varios documentales sobre la trata de blancos, el neo-esclavismo de la Europa del este y sobre las mafias africanas que llevan todo el negocio de las pateras. Todos sabemos los errores, por llamarlos de alguna forma, de la administración Bush tras los ataques del 11-S. Todas estas pequeñas ventanas hacia “la realidad” van desde la pura información objetiva pasando por la curiosidad hasta llegar al morbo o la controversia.

Yo veo muchos de esos documentales, programas, busco cosas en internet, soy una persona curiosa. Pero en ocasiones, cuando veo esos programas pienso que realmente, detrás de todo eso, sí que existe una realidad hacia la que no tenemos ninguna ventana: el mundo de la logística. Por ejemplo, la gente que está detrás de ese documental que nos muestra la vida de los nómadas mongoles. No los cámaras, ni los redactores, ni los microfonistas, sino esas personas que hacen trescientas llamadas para conseguir permisos para entrar en el estado mongol, que envían mails para pedir los dnis de todos los integrantes del grupo y llama a la agencia de viajes para coordinar los vuelos, reenvia los mails a todos los del equipo para que estén al corriente, contrata y busca una empresa en Mongolia para contratar a un conductor que los lleve por el desierto, se encarga de asegurarse de los suministros de agua y comida en ese país, de comprar teléfonos de tercera generación con cobertura en el desierto, de comprar adaptadores para los enchufes y buscar en internet el voltaje que se usa en ese país… Los productores saben que si algo falla, todo falla y será su culpa, y también que si lo hacen bien, nadie se dará cuenta.

Todos vemos los documentales sobre los backstages de los conciertos, sabemos que los cantantes no sólo viven con glamour, sino que también pasan horas en la carretera, van a interminables ensayos y duermen en la soledad de los hoteles. Pero no conocemos el trabajo de las agencias de booking que hablan con los organizadores de las salas y cierran cifras y se aseguran del equipo, no conocemos el trabajo de los managers que hablan con la discográfica para cuadrar calendarios y cerrar las entrevistas y los nuevos proyectos, ni de los trabajadores de marketing de esas discográficas que hacen uso de sus contactos para posicionar a sus artistas en un mercado saturado.

Vemos conciertos en directo por televisión, pero no pensamos en los montadores y técnicos, que cargan por toda España con toneladas de equipo en enormes camiones, duermen hacinados en literas en la parte de atrás junto con el material, que llegan a las seis de la mañana a las salas y montan el escenario y las luces, el sonido y el decorado y se van de madrugada después de recoger, guardar y trasladar todo el equipo, cobrando una centésima parte de lo que cobra el artista mientras él duerme en un hotel de cinco estrellas.

Incluso vivimos en nuestras casas cómodamente sin preguntarnos cosas cómo qué empresa fabricará los cantos de nuestros muebles. Pues os adelanto que una de las empresas más potentes de España, con miles de empleados, es la que fabrica las juntas de plástico de los muebles de cocina del Corte Inglés. A lo mejor me equivoco, pero creo que casi nadie sabe, o por lo menos es consciente, de que hay revistas para fabricantes de alimentos, que tratan en su totalidad sobre las nuevas patentes de envases, sobre los métodos para refrigerar o maquinaria industrial. Muchas personas trabajan en diseño industrial patentando sus máquinas que suponen a veces grandes avances, y viven de investigar, para ganarse la vida y para que todos nosotros vivamos mejor y compremos nuestros zumos de sabores casi reales cada vez más ricos y baratos.Nunca pensamos en la gente que diseña las complejas carreteras por las que pasamos para ir a nuestros trabajos. Cuando vemos un edificio horroroso tampoco pensamos que alguien ha diseñado ese horror y que la han pagado mucho dinero por hacerlo.

No nos damos cuenta en nuestra vida diaria de que una red de personas se dedica exclusivamente a organizar, a coordinar diferentes empresas, a crear las intersecciones de la red de comodidades sobre las que nosotros seguimos paseando por la vida. Un montón de personas invisibles tienen como función crear la forma de hacer bien las cosas, personas a quienes les pagan por pensar, y otro montón de personas invisibles tienen la función de sostener con su trabajo físico esa misma red. Y a mí me fascina, me fascina pensar que mientras nos sentimos cultos, importantes y mejores personas por conocer la vida de otros mundos muy distantes,por conocer la vida de los famosos y de los que sufren las peores penurias, un montón de gente nos lo ha puesto en bandeja y luego ha vuelto a casa, para ver su nombre en pequeñito al final de los créditos o simplemente para cobrar su cheque a fin de mes. Sólo le doy las gracias a todos ellos, porque mi vida es mejor cuando voy a un concierto y está bien montado, soy más feliz cuando conozco algo nuevo sobre una vida anónima y cuando veo que las calles que me llevan a mi destino no son laberínticas.

2 Response to "La gente invisible"

  • Sereno Says:

    Me ha parecido increible lo que acabo de leer, tienes razon, a veces no veos mas alla de nuestros ojos, eso nos convierte en ciegos de esta sociedad que solo muestra lo que le interesa. Siempre se le muestra agradecimiento al que esta mas arriba, jamas al resto de un equipo que hace que esa persona ( o cosa) se convierta en un lingote con piernas. De todas formas me considero de la parte que jamas se conoce, los que haces que el sistema funcione desde mas abajo de esa cadena. Y sabes que conclusion he sacado de tu escrito? Que me encanta mi posicion social, por que no me morire rico, pero tampoco solo.

    un abrazo sabina y gracias por exponernos tus pensamientos y hacerlo con tanta classe.

    Sereno


  • Anónimo Says:

    Primero decirte que me parece interesante tu modo de ver las cosas y exponerlas en el blog, puesto que me siento identificado.

    El tema que tratas me recuerda cierta frase de una pelicula que decia "preparamos vuestras comidas, recogemos vuestras basuras, conectamos vuestras llamadas, conducimos vuestras ambulancias y os protegemos mientras dormis.. Así que no te metas con nosotros."

    Todos formamos parte de la cadena como eslabones.. y si uno de ellos rompe el resultado final varía.

    Saludos!