Sigo siendo la misma de siempre

Esta es una de esas frases que odio. ¿Por qué la odio? Pues por una sencilla razón, porque es una paradoja. ¿Qué es una paradoja? Algo que se contradice por su propia naturaleza. Es como decir “esta frase no es verdad”, pensadlo dos veces: si no es verdad, es verdad, pero si es verdad, entonces no lo es… Pues lo mismo que el título de mi post.

Porque cuando alguien dice “yo sigo siendo el mismo/la misma de siempre”, implica directamente que ya no lo es. Si dices esa frase es porque eres consciente de que:

  • Has hecho algo lo suficientemente glorioso como para que los demás piensen que eres mejor que ellos o que mereces un trato distinto. Si es así, es imposible seguir siendo el mismo porque si los demás te tratan de diferente forma, por mucho que te esfuerces no lo conseguirás.
  • Porque tú mismo crees que has hecho algo digno de ser diferente y lo de “sigo siendo el mismo”, es en realidad un “a pesar de mis logros sigo siendo el mismo”.
  • La tercera opción es la más mentirosa de todas, la de quién realmente se cree que es motivo de orgullo “seguir siendo el mismo”, porque entonces empieza a considerar que no sólo lo que hace mola, sino que él mola muchísimo más porque a pesar de sus increíbles logros él consigue que todos piensen que sigue siendo igual.

Todo esto que hablo tiene que ver con un asunto que me preocupa de las personas, incluso a veces, para que negarlo, de mi misma. A veces me pregunto: ¿Tengo ego?, porque a veces me gustan las cosas que hago, y a veces me siento orgullosa… Otras veces me digo: ¿Por qué tengo tan poco ego? Porque en muchas ocasiones me doy cuenta de que no valoro lo suficiente lo que hago o lo que tengo, y otras veces pienso que hay personas que con mucho menos tienen el ego por las nubes… Y cuando pienso eso me odio un poco. Porque sé que odiaría esa actitud de cualquier otro.

Hablo de este tema porque lo conozco. Me rodeo de ego por todos lados, simplemente por motivos profesionales. Cualquier persona del mundo artístico tiene ego. Lo necesita. Los actores necesitan ego, los músicos necesitan ego, es su materia prima. Todo ese valor de enfrentarte a un público o a una cámara conlleva ego e incluso parte de él. Un director o un escritor tienen ego, porque el creer que lo que tienes que decir es lo suficientemente interesante como para enseñarlo al mundo, implica tener ego. El ego, como bien doy a entender aquí, no es algo malo, lo que es malo es no saber dosificarlo, tener más del que necesitas o querer aparentar que tienes menos del que tienes.

Una vez alguien me dio una valiosa lección sobre este tema, mi peluquera. Hace un año, el verano pasado, mi amiga Laura y yo fuimos a la peluquería del barrio, nuestro humilde barrio de toda la vida… Una peluquería más o menos nueva y pequeñita a la que solemos ir porque siempre tienen hueco. La dueña es una chica de treinta años que habla por los codos, mi amiga y yo estamos convencidas de que en realidad el local no es de ella sino de su madre, por tribulaciones muy largas de explicar… Ella, llamémosla Esmeralda, siempre que te está cortando el pelo te cuenta mil anécdotas sin más interés, y te hace muchas preguntas, pero un día quedé sorprendida con la siguiente conversación, y me hizo replantearme el orden del universo. Todo sucedió porque le conté que había estudiado comunicación así que ella me enseñó su tarjeta de visita, me pidió opinión y yo le hice algunas sugerencias sobre tipografías ilegibles… Entonces ella me lo agradeció y tuvimos la siguiente ¿conversación?:

PELUQUERA: “Por aquí pasan todo tipo de personas, de verdad, mira, hoy tengo te tengo a ti, una chica que es ¿Qué es lo tuyo?”
YO: “Comunicación…”
PELUQUERA: “Eso… Pero vamos, que otros días tengo hasta una doctora, una que es concejala del ayuntamiento, un chico que es actor… Todo el mundo viene aquí, yo claro, con todos hablo como si fueran todos iguales, y de todos saco algo interesante. Pero eso sí, yo sé que tengo mi negocio propio, que tengo mi casa propia y aún así, sigo siendo la misma de siempre, sigo teniendo los mismo amigos y sigo haciendo mi vida igual, y tú date cuenta de que mucha gente con mucho menos se le sube a la cabeza…”

A lo mejor soy yo, que lo veo extraño, pero en esa frase recogía un montón de ideas subliminales que me parecen abominables: ¿Les hablo a todos como si fueran iguales? ¿Sigo siendo la misma a pesar de tener negocio propio? ¿Mucha gente CON MENOS se le sube a la cabeza? Y yo pregunto: ¿En serio a la gente CON MENOS se le sube a la cabeza?

Ese día me sorprendí porque me di cuenta de algo: ¿De qué me quejo cuando veo a famosos, que reciben halagos constantemente, tener el ego subido, si mi peluquera se siente orgullosa de seguir siendo la misma a pesar de tener local propio, que además casi seguro es de su madre?
Esto que acabo de contar fue la gota que colmó el vaso, lo que me hizo reafirmarme en algo que se dice popularmente y que siempre he intentado no creer, pero que numerosas y diversas anécdotas de este calibre me han hecho terminar afirmando: la gente que más ego tiene es la gente que menos puede tenerlo, la gente que no sabe dónde está y que no sabe ver la realidad tal cual es. Porque si tú te has levantado temprano cada día y has visto a tus padres hacerlo para ganar un sueldo con el que poder vivir, has sufrido fracasos varios a nivel artístico, observas el panorama real y ves que hagas lo que hagas si levantas una piedra salen cientos como tú, que las oportunidades en esta vida son escasas y que no eres NADIE, porque incluso los famosos pueden mirar a su alrededor y ver que hay cientos igual de famosos que ellos… Si ves eso, es casi imposible que tu ego se suba más de lo justito para seguir queriéndote y queriendo a tu talento lo suficiente para avanzar y punto.

Por otro lado, también quiero denunciar la hipocresía de quienes tienen ego y van de que no lo tienen. No es bueno tenerlo por las nubes, pero creo que tampoco es nada bueno tener el que tienes que tener e ir de pobrecito y pobrecita, como si lo tuyo fuera mucho peor que lo de los demás o como si nada hubiese cambiado. La gente te mira diferente, te halaban constantemente o incluso te reconocen por la calle. ¿Creéis de verdad que la gente alrededor piensa lo mismo cuando os ve? Tal vez tu madre, tu padre, tu novio y tu hermano, pero pocos más, para el resto eres:

-Alguien guay con quién estar.
-Alguien de quién pueden sacar algo.
-Alguien que luego es una anécdota con la que “yo” puedo subir al estatus de “guay”.
-Alguien que me hace a mí, en cualquiera de los casos, subir mi ego.

No quiero deprimir con esto a los artistas que me leéis (ya sé que este comienzo es pretencioso, pero me tomo estas pequeñas concesiones para alimentar mi pobre ego) y que tú, artista, pienses: “¡Dios, tienes razón, ya nadie me quiere por como soy!” Sí que te quieren, pero no tienes que demostrártelo constantemente. Ser famoso, ser artista, tener una peluquería, un primo maquetero, ser la novia de un actor, escribir poemas en una libreta y ganar el concurso del cole, saber destrozar Tears in Heaven con la guitarra, está todo muy bien, y ninguna cosa que logres en tu vida es motivo de no-orgullo (a nadie amarga un dulce), pero es muy fácil perder el contacto con las cosas. Para bien y para mal. Así que os doy dos consejos, no porque crea que estoy en posición de darlos, sino más bien porque me apetece.


1 - No digas nunca “sigo siendo el mismo”, siempre será una mentira.
2 - Mira a tu alrededor y date cuenta de que, aunque seas el centro de tu universo, hay miles que hacen lo mismo que tú.
3 - Eso sí, como siempre digo, nunca dejes de creer en lo que haces porque es en ese momento cuando el resto se te echará encima para demostrarte que habías cambiado.


p.s. perdón por mi incontrolado uso de las comillas a lo “Joey Triviani”.

Yo y mi teoría de Darwin

Voy a admitir algo que la gente pocas veces admite de sí misma: he cambiado a peor al hacerme adulta y muchas veces me da pena. Voy a explicarlo para que no penséis que lo que digo es gratuito.

Cuando tenía 10 años era una ecologista convencida. No dejaba fumar a nadie a mi alrededor, iba a manifestaciones de Greenpeace, leía libros para ayudar al planeta, daba charlas a mis compañeros de clase y vestía con ropa de algodón reciclado. Mientras lo hacía, la gente a mi alrededor se reía de mí y en general me decían dos cosas: “ya se te pasará” o “que bonitas son esas cosas de la juventud, pero cuando seas mayor no te interesarán”, pero yo creía que siempre iba a ser así, que iba a lograr ser una bióloga en el Rainbow Warrior.

Un par de años más tarde ya no estaba interesada en Greenpeace, pero era fan de Take That con la misma intensidad y creía que Mark Owen era el hombre de mi vida y mi mayor tesoro era su dirección en Lake District, había investigado cómo llegar hasta allí en autobús, (porque descubrí que no había trenes hasta ese barrio apartado) y me lleve el mayor disgusto de mi vida porque cuando le pedí a mi madre que me dejase ir a Inglaterra en verano, yo sola con una mochila a buscar a Mark a su casa, me dijo: “eres muy pequeña para ir, pero dentro de un par de años te dejaré”. Lloré porque a pesar de que sabía que era razonable, había aprendido con lo de Greenpeace que dentro de un par de años Mark Owen no me iba a interesar lo más mínimo, y ahora sabía que los sueños también tienen fecha de caducidad.

Más tarde me metí en política. Veía todas las noticias, me leía cada periódico y siempre tenía acaloradas discusiones, así que me afilié a un partido político. Iba a todas las reuniones y quería cambiar las cosas, porque sufría (y sigo) por lo que iba mal en el mundo. Estuve años militando, hasta que viví mis primeras elecciones desde dentro y la mayor parte de mis sueños se vinieron abajo: sólo me querían por mi voto, y no vi ningún interés por querer mejorar la precaria situación de mi universidad o porque yo pudiese continuar recibiendo mi beca. Seguí en el partido, pero había aprendido que cambiar el mundo es muy difícil y recordé las palabras que me decían “los mayores” cuando yo estaba en Greenpeace: “eso es cosas de jóvenes, cuando eres mayor te das cuenta de que todo es mentira”, y por primera vez me sentí parte de los mayores.

Mientras mis ideales sobre política iban quedando a un lado y mi descontento con el mundo iba siendo cada vez más notable, empezaba a estudiar cine y a conocer las películas de autor, empecé a ver cine danés y películas independientes canadienses, francesas y americanas, me enseñaron que las mejores historias las cuentan quienes viven en civilizaciones en decadencia y descubrí a Truffaut, y me enamoré de su forma de ver la vida. Me dije: “todo cine comercial es una mierda”, me volví elitista y empecé a leer manuales sobre cine. En esa lectura y en esa lucha por creer en un futuro de crear sin que me importase el dinero o el éxito, y en su consiguiente reflexión, descubrí varias cosas: que es más difícil crear una historia que llegue a un gran público que una historia elitista, y que en todo caso, lo más difícil es contar una buena historia y que en todo caso, suerte tienes si consigues vivir de lo que creas. Y esto me dio nociones sobre el equilibrio en el arte: crear para vivir para vivir de lo que creas y así, poder crear lo que quieres. Difícilmente podrás hacerlo al revés. En todo caso aprendí que el mundo real es el que va modificando tus sueños y que aún así, sólo te queda seguir adelante.

Luego empecé a trabajar de lo que escribía y siempre había algo que cambiar, siempre me pedían cosas o que yo no quería escribir o si hacía lo que quería no era la línea editorial, si no, los jefes no estaban contentos y en general si hacías lo que los jefes querían los lectores se quejaban. En todo caso ahí por fin me hice totalmente adulta: en general, lo único que puedes hacer en la vida es seguir para adelante quejándote lo justo para poder continuar y para poder seguir siendo fiel a ti misma. En todo caso, aprendí que la libertad es algo muy relativo, porque incluso cuando consigues ser libre eres esclavo de ti mismo y de tus propias contradicziones.

Hoy tengo veintitrés años y muchas veces me encuentro pensando que hace mucho tiempo de muchas cosas, y que no sé si he aprendido algo, sólo he aprendido que lo que creía de pequeña muchos se empeñaron en tirármelo por tierra, y aunque suene a que me quito culpa por no seguir siendo ecologista, lo sigo viendo así... Años más tarde yo misma me encontré rechazando el haber sido tan elitista y criticando a los que lo son y en la actualidad lo que pienso es que la mayoría lo único que buscamos es la fórmula más fácil para ser libres y felices, sabiendo que esa búsqueda en sí nos esclaviza.

Y por todo esto me acuerdo siempre, casi cada día de mi vida, en algún momento, de la película Danzad, Danzad malditos, que una vez robé de la estantería de mi amiga Laura y vi una tarde lluviosa hace tres años. Os cuento de que va: un grupo de gente bailaba en un maratón público para conseguir dinero en plena depresión del 29. Los espectadores eran ricos que disfrutaban viendo a los más desgraciados bailar sin parar durante días enteros sin descanso, cada vez más esqueléticos y descompuestos. Nunca podré olvidar esa imagen de la gente riendo en los palcos más altos mientras los demás lloraban y se dormían agotados mientras bailaban.

Hoy ha muerto Sydney Pollack, el director de esa película. Y la verdad, me he puesto muy triste. No he visto más películas suyas, pero fue el encargado de hacerme un poco más adulta con un par de secuencias y se lo agradezco. Porque a veces me parece que ser adulto no es más que irte dando cuenta de que cada cual hace lo que puede por resistir en este maratón.

Tipos de personas y cosas de las personas que no puedo aguantar aunque lo intente

Creo que el título resume bastante bien de que me va mi post de hoy, pero para quién aún pueda tener alguna duda, -no en vano de todo hay en este mundo-, pues os cuento un poco. El mes pasado escribí cosas que odio en general, del mundo, pero ahora he decidido hacer una lista de cosas que no puedo soportar de las personas y tipos de personas que tampoco puedo soportar. Espero que no seáis ninguno de ellos. Aquí van, de nuevo, sin orden ni concierto.

No me gusta:

-La gente que te cuenta sus penas constantemente, no en una ocasión, sino que su mono tema de conversación es específicamente contarte sus penurias. Ejemplo:

YO: ¿Qué tal estás?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Mal, muy mal, tengo una contractura crónica en el cuello, he visitado tres especialistas, me he querellado con dos, he cogido la baja gracias al tercero pero la empresa me ha hecho una reducción del sueldo totalmente ilegal, estoy querellada con el trabajo, me compré unos billetes para irme de vacaciones y olvidar el disgusto pero había overbooking, me los han anulado y estoy querellada con Iberia…

-La gente que te cuenta sus aventuras asombrosas que no tienen ningún tipo de interés excepto para ellos mismos y tú no puedes hacer absolutamente nada para evitarlo.

YO: ¿Qué tal el finde?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Buf, flipas, pillamos unos squads y nos fuimos por el monte y con tan mala suerte que se nos pinchó una rueda y vino el guardabosques a ayudarnos, estuvimos una hora sentados, ¡una hora!, un calor que flipas, vino el guardacostas, nos trajo el café…

- La gente cuyas penas son siempre, siempre, peores que las tuyas.

YO: Estoy un poco triste hoy, echo de menos mi casa, hace meses que no he podido ir y ha sido el cumple de mi abuela y se reunió toda la familia…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Míralo por el lado positivo, podrías ser yo, que ayer tuve que aguantar que mi hermana le gritó a mi conejo y luego encima me pelearon a mí porque se hizo pis pero fue culpa de la imbécil de mi hermana que puso nervioso a mi conejo. Así que míralo por el lado positivo.

-La gente que siempre tiene algo fascinante perteneciente a un tercero, nunca a sí mismo.

YO: Me he comprado un ordenador nuevo súper chulo...
PERSONA QUE NO AGUANTO: Pues mi tío Juan, que vive en Nueva York, se compró hace meses el ibook nuevo este que es tan fino que no tiene cd, pero vamos, que se lo compró por tenerlo porque tiene el último mac de sobremesa y además tiene el portátil, me dijo que me lo regalaría en un par de semanas, que sólo quería testearlo.

-La gente que siempre tiene algo fascinante que contar del pasado, nunca del presente.

YO: Voy a ir a Austria el mes que viene…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Yo es que ya me harté de ir por toda Europa, porque el año pasado me hice dos interrail con la gente de clase y además fui a un festival de música indie en Turquía, que me lo pasé increíble, es que he viajado por toda Europa, así que este año he pensado: en casita y a dejar de viajotear por ahí.

-La gente que siempre te hace sentir que te has perdido lo mejor exagerando al máximo lo que te has perdido.

YO: No pude salir este finde, estaba malita, ¿Lo mismo de siempre, verdad?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Buf, Sabi, lo que te perdiste, fue INCREIBLE, TREMENDO, un fiestón que lo flipas, conocimos a un grupo de gente súper guay, acabamos en un chill out en la playa, nos invitaron gratis en su avión privado a Formentera la semana que viene… Que pena, es que los sitios están justos así que no podrás venir.

-La gente que siempre tiene mejores amigos que tú, mejores planes que los que hace contigo, pero siempre vuelve a ti.

YO: ¿Quieres ir al cine mañana a ver la nueva de Lars Von Trier?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Es que verás, la semana pasada estuve con Carla y James, mis nuevos amigos de la fac, y fuimos a un ciclo de cine danés increíble y nos reímos mogollón, es que buahss, Carla es la bomba, y James, no puedes parar de reírte con él, son increíbles. Les dije justo que se pasasen esta semana pero están de viaje, así que bueno, iré contigo, aunque iba a ir con ellos a ver la de Winterbotton… ya los echo de menos…

-La gente que se quiere mogollón pero hace ver que no para que tú se lo digas.

YO: Que guapa vas hoy…
PERSONA QUE NO AGUANTO (a sabiendas de que va guapa): Que va tía, he engordado dos kilos, estoy hecha una piltrafa, buf, fatal, fatal, aunque sabes, a pesar de eso, no sé por qué, pero Sabi, de verdad que no lo sé, últimamente es que ligo mogollón, todos los tíos me miran… ¿Por qué será?

ó

YO: Jo, que fotografía tan increíble has hecho…
PERSONA QUE NO AGUANTO (a sabiendas de que su foto es increíble): no, es una mierda, una basura, he perdido mi don, no tengo nada, joder me odio… La voy a presentar al concurso de fotografía de Caja Madrid, ¿Tú crees que es lo suficientemente buena? Me han dicho que sí…

-La gente que cuando consigues algo y se lo cuentas, te lo comparan con algo mejor de un amigo suyo.

YO: He ganado un concurso de novela corta. Estoy súper contenta…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Mi amigo Juan ha ganado el premio nacional de literatura de Uruguay, flipa, le ha entregado el premio Mario Benedetti, ahora son súper amigos, le ha dicho de incluir unos poemas suyos en una antología que está preparando.

-La gente que cuando le cuentas algo que has logrado te ignoran sistemáticamente aunque tengan que hacerlo de una forma rebuscada.

YO: He ganado un concurso de novela corta. Estoy súper contenta…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Oye… ¿Dónde está el café que no lo encuentro?
YO: He ganado un concurso de novela corta. Estoy súper contenta…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Ah, vale estaba aquí, ¡Joder!
YO: He ganado un concurso de novela corta. Estoy súper contenta…
PERSONA QUE NO AGUANTO: ¿Quieres café?

-La gente súper derrotista que cree que tú posees la clave para que ellos dejen de sufrir y no se conforman con nada de lo que les dices.

YO: ¿Qué te pasa que te veo apagado?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Estoy hecho una mierda, no me dan curro en ningún lado, llevo echando currículums por todos sitios un año y sólo contratan a mierdas que fueron conmigo a clase y que son unos mierdas.
YO: Joer, que mal…
PERSONA QUE NO AGUANTO: Que mal, que mal, qué fácil es decir qué mal cuando tú no estás pasando por lo mío…
YO: Bueno, no sé, si puedo ayudarte, ¿Has probado a poner un anuncio en Infojobs?
PERSONA QUE NO AGUANTO: ¿Tú qué crees joder? ¿Cómo me preguntas eso?

-La gente que siempre está justificando su personalidad.

YO: Oye… ¿Qué pasó con Sara, os enfadasteis? Hace tiempo que no os veo juntas.
PERSONA QUE NO AGUANTO: A ver, Sabina, tú tienes que entender una cosa, yo estoy ya de vueltas de la vida y a mi tonterías, pues las justas, hace mucho que aprendí que quién quiere estar a tu lado lo está, quién no, no, y mejor solo que mal acompañado. Tú me conoces y sabes que yo soy una persona transparente, a mí, si me quieres tener a tu lado me tienes, pero nada de jugar conmigo, o de ir de un lado a otro con que si tal o cual, porque ¡viento! Pues eso, que estaba Sara …

-La gente que nunca te deja hablar.

YO: Oye, podríamos…
PERSONA QUE NO AGUANTO (más alto que yo): Estaba pensando que podríamos ir a tomar algo.
YO: Sí, yo te iba a…
PERSONA QUE NO AGUANTO: ¿Podríamos ir al bar este que ponen galletas suecas con el café que están?
YO: Sí, pero,
PERSONA QUE NO AGUANTO: Sí, decidido.

-La gente súper susceptible.

YO: ¿Te ha gustado mi entrada del blog nueva?
PERSONA QUE NO AGUANTO: Eh… bueno, no sé, ¿Lo decías por mí verdad? ¿No me aguantas…? Yo a veces me quejo y a veces no dejo hablar…


Pues eso...

La gente invisible

Es curioso porque hoy en día en los medios de comunicación hay un interés casi enfermizo por mostrarnos realidades diferentes a las nuestras, por meta-globalizarnos y que nuestra pequeña alma interior suspire al ser consciente por primera vez de que nuestro mundo no es el único.

El programa Callejeros nos invita a pasearnos entre la gente de los peores barrios de España, a acompañar a camioneros en el día a día o a conocer cómo es la vida de un sintecho. Los documentales de Viajar o Canal Cocina nos adentran en el maravilloso mundo de la gastronomía de los rincones más recónditos del planeta: los guisos de los nómadas del Sahara (cuyos recipientes para cocinar ya puedes adquirir en IKEA), las pizzas de los paisanos de la Toscana o las delicias de los mercados nocturnos de Tokio. En el Canal Odisea puedes conocer la vida de un hombre que debido a una enfermedad perdió su memoria a largo plazo, y no recuerda nada cada siete segundos, sufrimos con él, viendo su desesperación al escribir en su diario “Esto es lo primero que vivo, soy yo por primera vez, existo sólo ahora”. También conocemos a una niña de catorce años con el peor caso de narcolepsia conocido, y la vemos desplomarse en medio de una conversación con sus amigos o el baile de graduación de su instituto. En el canal Hollywood nos enteramos, no sin cierta envidia y recelo, de lo que gasta Jennifer Aniston en peluquería, vemos la casa de vacaciones de la autora de Harry Potter y podemos llorar al ver lo que se gasta Lindsay Lohan al día en ropa en tiendas exclusivas. En el National Geographic nos cuentan cómo viven los mongoles, como a pesar de ser nómadas y de no tener casa, viajan por el desierto apuntando con sus antenas al cielo para poder ver el último partido del Liverpool. Creo que absolutamente todo el mundo que lea esto ha visto varios documentales sobre la trata de blancos, el neo-esclavismo de la Europa del este y sobre las mafias africanas que llevan todo el negocio de las pateras. Todos sabemos los errores, por llamarlos de alguna forma, de la administración Bush tras los ataques del 11-S. Todas estas pequeñas ventanas hacia “la realidad” van desde la pura información objetiva pasando por la curiosidad hasta llegar al morbo o la controversia.

Yo veo muchos de esos documentales, programas, busco cosas en internet, soy una persona curiosa. Pero en ocasiones, cuando veo esos programas pienso que realmente, detrás de todo eso, sí que existe una realidad hacia la que no tenemos ninguna ventana: el mundo de la logística. Por ejemplo, la gente que está detrás de ese documental que nos muestra la vida de los nómadas mongoles. No los cámaras, ni los redactores, ni los microfonistas, sino esas personas que hacen trescientas llamadas para conseguir permisos para entrar en el estado mongol, que envían mails para pedir los dnis de todos los integrantes del grupo y llama a la agencia de viajes para coordinar los vuelos, reenvia los mails a todos los del equipo para que estén al corriente, contrata y busca una empresa en Mongolia para contratar a un conductor que los lleve por el desierto, se encarga de asegurarse de los suministros de agua y comida en ese país, de comprar teléfonos de tercera generación con cobertura en el desierto, de comprar adaptadores para los enchufes y buscar en internet el voltaje que se usa en ese país… Los productores saben que si algo falla, todo falla y será su culpa, y también que si lo hacen bien, nadie se dará cuenta.

Todos vemos los documentales sobre los backstages de los conciertos, sabemos que los cantantes no sólo viven con glamour, sino que también pasan horas en la carretera, van a interminables ensayos y duermen en la soledad de los hoteles. Pero no conocemos el trabajo de las agencias de booking que hablan con los organizadores de las salas y cierran cifras y se aseguran del equipo, no conocemos el trabajo de los managers que hablan con la discográfica para cuadrar calendarios y cerrar las entrevistas y los nuevos proyectos, ni de los trabajadores de marketing de esas discográficas que hacen uso de sus contactos para posicionar a sus artistas en un mercado saturado.

Vemos conciertos en directo por televisión, pero no pensamos en los montadores y técnicos, que cargan por toda España con toneladas de equipo en enormes camiones, duermen hacinados en literas en la parte de atrás junto con el material, que llegan a las seis de la mañana a las salas y montan el escenario y las luces, el sonido y el decorado y se van de madrugada después de recoger, guardar y trasladar todo el equipo, cobrando una centésima parte de lo que cobra el artista mientras él duerme en un hotel de cinco estrellas.

Incluso vivimos en nuestras casas cómodamente sin preguntarnos cosas cómo qué empresa fabricará los cantos de nuestros muebles. Pues os adelanto que una de las empresas más potentes de España, con miles de empleados, es la que fabrica las juntas de plástico de los muebles de cocina del Corte Inglés. A lo mejor me equivoco, pero creo que casi nadie sabe, o por lo menos es consciente, de que hay revistas para fabricantes de alimentos, que tratan en su totalidad sobre las nuevas patentes de envases, sobre los métodos para refrigerar o maquinaria industrial. Muchas personas trabajan en diseño industrial patentando sus máquinas que suponen a veces grandes avances, y viven de investigar, para ganarse la vida y para que todos nosotros vivamos mejor y compremos nuestros zumos de sabores casi reales cada vez más ricos y baratos.Nunca pensamos en la gente que diseña las complejas carreteras por las que pasamos para ir a nuestros trabajos. Cuando vemos un edificio horroroso tampoco pensamos que alguien ha diseñado ese horror y que la han pagado mucho dinero por hacerlo.

No nos damos cuenta en nuestra vida diaria de que una red de personas se dedica exclusivamente a organizar, a coordinar diferentes empresas, a crear las intersecciones de la red de comodidades sobre las que nosotros seguimos paseando por la vida. Un montón de personas invisibles tienen como función crear la forma de hacer bien las cosas, personas a quienes les pagan por pensar, y otro montón de personas invisibles tienen la función de sostener con su trabajo físico esa misma red. Y a mí me fascina, me fascina pensar que mientras nos sentimos cultos, importantes y mejores personas por conocer la vida de otros mundos muy distantes,por conocer la vida de los famosos y de los que sufren las peores penurias, un montón de gente nos lo ha puesto en bandeja y luego ha vuelto a casa, para ver su nombre en pequeñito al final de los créditos o simplemente para cobrar su cheque a fin de mes. Sólo le doy las gracias a todos ellos, porque mi vida es mejor cuando voy a un concierto y está bien montado, soy más feliz cuando conozco algo nuevo sobre una vida anónima y cuando veo que las calles que me llevan a mi destino no son laberínticas.

Elegir, soñar, vivir...

Sin darme cuenta creo que he parafraseado a alguien en el título… pero no estoy segura así que no cito la fuente…
Hoy he estado paseando por la ciudad pensando en una cosa, algo profunda, pero de la que no quiero dejar de hablar aquí. En todo caso, este es mi blog, y si aquí no puedo hablar de cosas profundas, ¿Dónde podré hacerlo? En un mundo tan plano a pesar de toda su perfecta y achatada redondez…

Reflexionaba sobre los caminos que tomamos para llegar a las cosas y sobre como a veces los caminos nos toman si querer a nosotros.

Cada día observo a un montón de seres que vagan a mi alrededor o que pertenecen a mi vida o simplemente se topan conmigo en un contexto y que me cuentan, ilusionados, desesperados o pacientes, que “persiguen un sueño”, un sueño artístico, en cualquiera de sus facetas, dejándose la piel en cada intento, en cada esquina y ceda al paso para que otros los adelanten, con la secreta esperanza quizás de que luego ellos harán lo mismo con otros soñadores. Es como una carrera en la que nadie está seguro de cuál es la meta. Consiste simplemente en seguir adelante.

En otra ocasión hablé de la guerra que cada persona tiene para lograr seguir adelante sin mirar a los demás y sin sentir que los demás consiguen más cosas sin merecerlo o sin tener más talento. Pero hoy simplemente quiero hablar de la batalla personal a la que te tienes que enfrentar para decidir en un momento determinado que no quieres tomar el camino fácil, que no quieres levantarte cada mañana, ir a un trabajo rutinario, volver a casa destrozado y poner todas las esperanzas en un cíclico mes de vacaciones bajo el tórrido sol de agosto. En vez de eso, de ese eterno día de la marmota, sin tener muy claro el porqué e incluso el cuándo, tomas la decisión de dedicarte “a lo que te gusta”, con la imagen mental de pasar días increíbles, creando tus maravillosos sueños y plasmándolos en sus variopintos soportes y mostrándole al mundo de lo que eres capaz.

Conozco mucha gente que persigue un sueño concreto. Y cada uno tiene su historia personal.

Conozco unos pocos actores, que van cada día a sus escuelas, toman clases extenuantes de interpretación, muchas veces rozando lo absurdo, reparten panfletos luego de sus propias obras creadas por sus pequeñas compañías y luego, cansados, van a sus trabajos de camareros, recorriendo los findes castings para actuar en cortos de bajo presupuesto de estudiantes de dirección en ciernes. Pasan años sin un duro, sin unas vacaciones, en un cíclico círculo de rutina artística, poniendo las miras en un futuro incierto bajo los cegadores focos.

Conozco también algunos directores de cine. Invierten el dinero que ganan trabajando en las taquillas o de acomodadores en cines en comprarse una cámara, unos focos, una pantalla reflectante, un ordenador bueno para montar el odioso Avid Xpress y un micrófono con pértiga. Buscan guiones más bien rancios sobre relaciones de amor más bien típicas y tópicas (que es peor), ruedan cortos bastante mediocres y los mueven durante un tiempo (casi siempre sin resultado), por innumerables festivales. Vuelven a trabajar al cine para ver de pie, a oscuras, pero sin pagar, las películas de sus grandes ídolos, con la vista puesta en un futuro, en rodajes bajo el cegador sol del desierto o la playa.

También conozco bastantes cantantes. Trabajan en hoteles o de repartidores. Por las tardes estudian canto, van a ensayar a coros o a grabar las voces de acompañamiento de otros cantantes más importantes. Luego vuelven a casa, toman té con miel, claras de huevo y a penas hablan, algunos lloran porque pierden la voz al mínimo resfriado y ven sus sueños cada vez más lejanos. A veces cobran algo por algún trabajo, pero no es lo normal. Siguen ensayando, siguen grabando en su ordenador y aprendiendo grandes clásicos, sin dormir a penas por combinar pasión y trabajo. Sueñan con tener un disco editado y cobrar un caché, más que nada sueñan con “poder vivir de ello”, la mayoría que conozco, ni siquiera piensa en la fama.

Conozco muchos mc’s. Trabajan en fábricas, con horarios desoladores. La mayoría son jóvenes, así que dejan la escuela, van ahorrando lo que cobran y con eso se pagan maquetas que distribuyen gratuitas por internet. Miran cada día cómo van en el top de descargas y algunas veces van de teloneros de los mc’s más conocidos sin cobrar ni un duro. Por las noches escriben letras sobre esas cosas y sobre el rato que pasaron en el parque, pero sobre todo escriben sobre lograr su sueño, que no es ni más ni menos que subirse a un escenario y que abajo, cientos de personas levanten las manos mientras ellos les cuentan sus más secretos pensamientos, saben que el público estará ahí por sus gritos, aun que los focos no les dejen ver sus caras.

También conozco músicos. Estudian durante años cómo dominar sus instrumentos, pasan exámenes infernales en los conservatorios y se pasan la vida presionados por sus profesores y en algunas ocasiones incluso por sus familias, pero sobre todo por ellos mismos. Dan clases en las escuelas para ganar algo de dinero, o tocan en orquestas locales, tienen que ensayar tantas horas que a veces no saben ni pensar sin música. Sueñan, algún día, con ser intérpretes o compositores y con trabajar en salas, dar conciertos, o formar parte de bandas, miran a los demás de su clase, y nunca saben si son los mejores, y saben que para llegar a vivir de ello, tienen que serlo.

Conozco a unos pocos productores de música electrónica. Pasan horas leyendo revistas sobre nuevas tecnologías y sobre avances o nuevos instrumentos electrónicos. Intentan descubrir que se oculta detrás de cada sonido que pasaría inadvertido para el resto de la gente. Intentan innovar y llegar al siguiente nivel, pasan horas encerrados delante de la pantalla, currando a la vez profesores o informáticos, o como técnicos de sonido en salas de conciertos, deseando hacerse un nombre, aunque saben que son la parte más invisible del arte. Pero ponen las miras a poder vivir sus composiciones y salir en los créditos de discos de calidad, aunque saben que el libreto se lo lee poca gente.

Conozco infinidad de escritores y guionistas. Trabajan en revistas o páginas webs, algunas muy malas o muy aburridas. Cobran poco y se pasan noches en vela escribiendo cuentos, novelas o guiones. Muchos a medio terminar. Envían cientos de copias con cientos de plicas a concursos, o no llegan a hacerlo. Mientras escriben cosas que no les gustan, sueñan con casas en la playa con cristaleras y cafés humeantes, ideas brillantes y su nombre en la portada de un libro, aunque sea uno de poca tirada en una invisible editorial. Pero la mayor parte de las veces nadie llama de ningún concurso para dar una buena nueva…

También conozco tres o cuatro modelos. Trabajan de camareras, relaciones públicas o promotoras. Se alimentan muy bien, muy sano, comen poco, hacen ejercicio, van a agotadores castings llenos de chicas igual de guapas y con mucho estilo mirándolas por encima del hombro. Llevan su book, a veces se van a vivir solas a los peores barrios de ciudades extranjeras y pasan meses o años solas, de casting en casting, para ser escogidas una vez cada mucho tiempo. Mientras, malviven como pueden y lloran por las noches, porque un chico les había prometido una portada, y todo era mentira, porque ha engordado un kilo o porque su familia está lejos. Piensa en el futuro, en pasarelas con bonitos vestidos, fotos perfectas y una familia feliz a los treinta. Luego ofrecen queso a un cliente más.

Esto hemos elegido. Esta es nuestra vida. Miramos con recelo la rutina, los agostos bajo el sol y los sueldos de 2500 euros de los funcionarios. Miramos con recelo las hipotecas a 30 años y a la gente sin sueños artísticos. Lo hacemos. Pero sé que le puedo preguntar a cualquier músico que conozco, a cualquier actor o a cualquier pintor, bailarín o modelo. Ninguno, a pesar de todo, dejaría nada de toda la mierda que nadie te cuenta de los sueños, ¿La respuesta? Supongo que la misma que yo: porque no saben hacerlo, porque es mejor todo esto que pensar que podrías haberlo intentado.

Han matado a la tele... ¡Viva la tele!

Estoy indignada. Nos toman el pelo y no decimos ni mu. Estoy tan indignada que incluso me he puesto a fisgonear en los foros oficiales sobre el tema y he visto que nadie comenta nada al respecto (¿Borrarán con nocturnidad y alevosía los temas que hablan sobre ello?)… Esto ya sí que me ha dejado sin habla, porque han matado a la tele y a nadie le importa lo más mínimo. ¿Os preguntáis quién lo ha hecho? El asesino es Cuatro con su programa Supermodelo 2008: Diario de a bordo. La mayor basura televisiva de la era. Creíamos que con Fama, ¡A bailar! lo habíamos visto todo, pero no era así.
Partimos de que es un reality, bueno, más bien lo que ahora se llama talent show, o una combinación de ambos, es pura televisión de entretenimiento, que no debe tener más pretensiones, pero han destrozado ciertas normas básicas y yo, por lo menos, no me voy a quedar callada.

PORQUÉ Y CÓMO SUPERMODELO 2008 HA MATADO Y ENTERRADO A LA TV

1- Realización inexistente: no se trata ya de lo que ocurrió con las anteriores ediciones que nos demostraron que los chicos de Cuatro no saber realizar un programa (no saben qué cámaras pinchar, cortan a la gente antes de hablar, el sonido no se corresponde con el baile, ¿iluminación? ¿Qué es eso?). Se trata de que no tienen hilo argumental, guión de ningún tipo y se nota que se van inventando todo sobre la marcha. Y me encanta que hayan pedido tantos derechos de canciones, sólo suena el estribillo del tema ese de la tal Duffy.

2- Conductores del programa que rozan el patetismo: la nueva directora es un has-been con el carisma de un berberecho, el profesor muy gay… eh, eh, eh ¿Por qué está ahí? No, no, perdón, ¿Por qué existe? La sosa de Fiona que no pinta nada y a Rouzic lo veo solo ante el peligro. Habíamos aceptado que Judith Mascó era mala y que le dictaban todo por el pinganillo Y SE NOTABA, pero esto es una desfachatez.

3- No existe el término continuidad. Tú en OT sabes a lo que te enfrentas, aquí no, un día el jurado te puede decir que no sabe a quién nominar, que lo dejan para mañana, o que nominan a uno “por el esfuerzo” y a otra “porque en la prueba de hoy se vistió mal”, es decir, le quitan al espectador el saber lo que se va a encontrar, y esta es una de las principales causas de que la televisión como la conocemos muera con ellos.

4- Porque en un concurso de Supermodelos el público espera(mos), que los aspirantes sean chic@s que tengan FUTURO COMO MODELOS. No la guapa de mi barrio, la rara de mi pueblo, el friki de la esquina. No veo a ninguno que mínimamente llegue al nivel de la más fea de la edición pasada. Y da rabia, porque te desimplicas, como ninguno vale, te da igual quien gane o pierda, y esto, chicos de Cuatro, quita audiencia.

Puedo seguir enumerando razones, pero creo que queda bastante claro lo que quiero decir. Supermodelo 2006 ya rompió con el imaginario del espectador de que la tele es un espejo invisible, ya vimos que todo es un montaje más bien burdo, comprobamos en nuestras carnes lo que es no tener presupuesto y también lo que es salvarlo con una creatividad más bien dudosa… Pero con esta edición, metida a calzador cuando no venía a cuento (debía empezar, según mi programación mental, en septiembre), no han dejado respiro después de Fama y antes de Fama School por su ausencia de coherencia queriendo ocupar la franja del medio día a cualquier precio. Desde que murió el Tomate, la gente está a la caza a cualquier precio, y no me parece mal, pero siempre las cosas con cierta calma y lógica.

(Comentario offtopic: No sé porqué pero cuando hablo de Cuatro imagino a un montón de esclavitos-becarios saltando del plató de Fama! al de Fama School y luego al de Supermodelo, sin dormir jamás. Y automavisión + 2 esclavitos en el canal 24 horas. Una vez vi a uno saltando por encima de una cámara para quitar un cable… En fin)

Escribo esto con la tierna e infantil ilusión de que alguien importante de Cuatro, un alto cargo o algo así, lea esto y sepa que los espectadores aunque conformistas no somos imbéciles y nos damos cuenta de que cuando se junta la falta de creatividad, las ansias desesperadas de audiencia, el bajo presupuesto y un cupo de becarios demasiado elevado el resultado es desastroso. De verdad que deseo que la audiencia de Supermodelo este año descienda y caiga estrepitosamente, aunque sea para demostrarme a mí misma que los espectadores no somos una masa sin voz que no tiene ni el más mínimo criterio, ni siquiera el criterio del respeto hacia uno mismo. Es lo único que pido.

Sobre porqué ser malo mola tanto

El otro día veía un capítulo de House M.D. en el que él engañaba a sus “amigos” médicos haciéndoles creer que estaba a punto de morir para lograr más afecto por su parte... Y de pronto, con este pequeño ardid, me pareció que House es, o se ha convertido, o simplemente siempre ha sido, la mar de ñoño. Y entonces reflexioné sobre porqué antes este personaje me parecía maravillosamente manipulador y ahora no. Y la respuesta tiene un nombre: Patty Hewes. La abogada sin escrúpulos de la serie Damages, se ha comido a House en mi subconsciente, casi relegándolo a la categoría de personajes planos, donde se sitúan la mayoría de los protagonistas de series de los noventa, y otros cuantos ya de series de esta década. Me pregunto muchas cosas, de forma constante sobre la construcción de personajes en la ficción, de la misma forma que me hago preguntas sobre las personas y su funcionamiento constantemente. Y de la misma forma que utilizo en mi cabeza niveles de profundidad para ordenar a los héroes de ficción, casi sin querer hago lo mismo con las personas que conozco.

Así que reflexionaba también acerca de un tópico muy común. La gente suele dar por hecho que una persona buena es tonta y que una persona mala es inteligente, y casi por esa inercia mental, acabamos pensando que todos los inteligentes son malas personas y todos los tontos son buenos. Seguro que si lo piensas, puedes recordar alguna situación en la que alguien te dijo: “no lo hizo con mala intención, si de puro bueno es tonto”, frente a alguien que, aún siendo poco inteligente, había hecho algo difícilmente justificable. En francés, la palabra “malin” significa algo aproximado a “malicioso”, pero se utiliza comúnmente para personas listas. Es decir, de manera formal, una lengua latina, afirma a través de lo que la historia ha dejado acuñado en el término, a través de la herencia de generaciones de hablantes, que los maliciosos son listos.

Pero hay algo mucho más intenso, mucho más allá de ser listo, de ser malicioso, incluso de ser “malo”, algo que me llama la atención y que secretamente admiro. Un aspecto de la personalidad que se halla más allá de los baremos del bien y el mal: la capacidad de manipular, la retorcida capacidad de utilizar a las personas y lograr, sin que ellas se den cuenta, o en su defecto sin que sean capaz de contrarrestarlo, todo lo que queramos para nuestro propio beneficio. Es más, admiro la capacidad de que un sujeto coja a varias personas y solamente con el arte de embaucar, logre crear entre ellas un mecanismo propio de intrigas y suspicacias que se transformen en odios, rencores y rupturas, de forma premeditada y con un objetivo.

Si vemos la serie Damages podemos observar cómo Patty Hewes es capaz de todo por ganar un caso, y piensas, “vale, quizás, visto desde algún punto de vista, el fin justifica los medios”. Pero en la vida real, entre personas corrientes sin ningún caso judicial importantísimo que ganar, hay quienes se sirven de tener la habilidad tremendamente desarrollada para manipular a las demás para fines de lo más prosaico. Y en general, siempre seremos (el resto, los “pobres desgraciados mortales”), incapaces de vencerlos.

Pero aquí es dónde quiero seros útil. Porque seamos realistas: la gente manipuladora mola, consiguen siempre lo que quieren y nos hacen a los demás sentirnos tras su tormenta de agravios, como pobres desgraciados que sólo sabemos llorar nuestras penas. En las reuniones de negocios logran sus objetivos, ganan todas las batallas dialécticas, son los más triunfadores, y mientras las “buenas personas”, nos tiramos la vida diciendo “tiempo al tiempo, todo el mundo recoge lo que siembra”, esperando a que sus actos de maldad tengan alguna consecuencia, mientras, nos hierve la sangre al ver año tras año que lo único que cosechan son éxitos consecutivos.

Pero yo tengo el absoluto convencimiento de porqué somos incapaces de vencer a los manipuladores y por ello tengo el remedio, el antídoto (que palabra más bonita). El único motivo es porque a nosotros, pobres ilusos, pobres buenas personas, nos importan los demás, nos importa su sufrimiento, su dolor, y más que todo eso, nos importa lo que piensen los demás sobre nosotros, incluso cuando lo negamos. Hacemos constantemente las cosas con buena intención, intentando dejar de lado nuestros propios instintos de maldad o sentimientos de rencor o venganza, para actuar de forma comedida y dar a los demás el respeto que “se merecen”, así que mientras que nuestra estrategia es lograr la felicidad común, sin lograrlo en casi ningún caso y recibiendo malentendidos, amistades rotas y confusiones llevadas al extremo en la mayor parte de las ocasiones, ellos “los manipuladores”, nos prometen amistad, nos dan un hombro donde llorar, nos ofrecen todos los beneficios de acercarnos a su persona y alejarnos de otros para por fin, lograr nuestra confianza más absoluta, y justo ahí, cuando nuestro mundo ya sólo es ESA persona, esa persona que nos exprimirá hasta la saciedad y nos robará incluso nuestro entorno y nuestra vida. Porque el fin último de los manipuladores es, en realidad “dominar el mundo”, no en versión Marvel, sino en versión “ser líder de su pequeño cosmos vital”.

Y los manipuladores son más listos que nadie porque su reflexión se basa en lo siguiente: si de todas formas la gente va a acabar alejándote de ti a la primera de cambio, si de todas maneras tú mismo harás daño a la gente sin querer y si de todas formas si eres bueno con los demás la gente no lo va a ser contigo: ¿Por qué no sacar algo de provecho importándote lo más mínimo las consecuencias posteriores?

Y para quien se lo esté preguntando, la respuesta es sí, los manipuladores tienen corazón, sólo que jamás lo muestran al público, tienen un reducido número de personas que les importan de verdad, pero nunca lo dejan ver, nunca sabrás si están tristes al menos que ellos quieran que lo sepas para lograr tu afecto, tu pena, y por lo tanto tu favor, y aprovecharán tus momentos frágiles, esos en los que te abres y les cuentas tus sentimientos para, en un futuro, darte donde más te duele, no por hacerte daño, sino porque una persona débil es una persona fácilmente manipulable.

Pero tranquis, porque voy a hacer ahora (¡y de gratis!) mi anuncio de televenta del manual del manipulador nato:

<>

¿Eres buena persona? ¿Te suelen decir que de tan bueno tonto? ¿La gente se aprovecha de ti y luego te sientes dolido y desconsolado? A pesar de tus buenas intenciones constantes… ¿No ves los resultados?
Si miras a los manipuladores, fríos y calculadores por encima del hombro, ves como triunfan y quieres ser como ellos, sigue ya

EL DÉCALOGO DEL MANIPULADOR:

1- Escucha siempre a los demás, toda información que te den puede ser utilizada en su contra, y por lo tanto en tu beneficio.
2- Nunca te abras a los demás, porque ellos podrían utilizar en punto 1 en tu contra.
3- Si A te critica sobre B, cuéntaselo a B, siempre que puedas sacar más provecho de B que de A. Si no es así, estarás mejor callado.
4- La gente quiere afecto, no cosas materiales, si ofreces afecto, recibirás cosas materiales, recuerda, amistades hay por todos lados, perfumes de Dior, sólo en tiendas de Dior.
5- No pienses si vas a hacer daño a alguien antes de tomar una decisión, piensa sólo si hay algún beneficio que obtener.
6- Manipular a gente es como una partida de ajedrez: siempre tienes que pensar tres movimientos por delante antes de mover pieza.
7- Rodéate siempre de: gente menos inteligente que tú, gente más frágil que tú, gente más insegura que tú, gente con más dinero que tú, gente que te vea a ti por encima de ellos.
8- Si ves que alguien cercano es más inteligente, más atractivo o más manipulador, recuerda siempre poner a todos en su contra: más vale prevenir que curar.
9- Si alguien logra averiguar tu ardid, tu manipulación, sólo hay una escapatoria satisfactoria, y siempre funciona: niégalo, sonríe como si nada hubiese sucedido y sigue adelante con el plan. Pero recuerda siempre tener un as en la manga (información de A sobre B y viceversa es lo mejor), una buena crítica a tiempo distrae la atención sobre tu propio error.
10- (Si nada del punto 9 funciona). Tira las fichas y comienza otra partida. Siempre hay más personas a las que manipular, no crees vínculos afectivos, siempre se puede empezar de cero. Y recuerda, un manipulador nunca llora.

Espero haberos servido de ayuda. Ser buenas personas sólo nos traerá dolores de cabeza y corazones rotos. Ser frío es mucho mejor. Si está tan de moda ser un antihéroe por algo será…

Cuando nos da por querernos. Ranking de muestras de afecto absurdas.

A veces me pongo triste por cosas que no tengo o no puedo tener, como todo el mundo... Pero si estoy contenta de algo en mi vida, es de que, por una conjunción del destino (si existe), la buena suerte (si es que la hay) y mi excelente criterio de selección (si es que lo tengo), me he sabido rodear de personas que a mi parecer son realmente buenas personas, sin ninguna duda.
Y los quiero mucho… De todo corazón Pero, lo siento, no me gusta ser sentimental.
Y como no me gusta, he decidido hacer un ránking de las muestras de amor que me parecen más cutres.

TOP 5 : Muestras de amor en fotolog.

Bajo fotos de dudosa calidad encontramos:

DEDICATORIA A MIS QUERIDAS AMIGAS: “Amigasssssssssss, sois las best in the world!!! De verdad, Os quierooooooo, mis chikssss, mis ladies, mis cacahuetes, jajajaja. XDDDDD.”
A MI AMORCITO: “Noviooooooooo, eres lo máximoooo, sin ti, cari, que haría qué!!! Ya un añito… Te querooo. Gracias por haberte cruzado en mi vida.”
A LA FAMILY: “Familia, sois mi apoyo, mi hombro donde llorar, mi paraguas en un día de lluvia (n.d.a.: vaya, ¡He parafraseado a Rihanna sin darme cuenta!), siempre estaré ahí para vosotros. Os quiero, qué sería de mí sin vosotros, sin vuestra comprensión.”

TOP 4: Muestras de amor en el nick del Messenger.
Son tan rancias…
Nick: (Se basan en una fórmula que podéis usar como plantilla):
Emoticono corazón + Enumeración de súper amigas (procurando que el orden sea el correcto y nadie quede ofendido) + lo mucho que nos queremos + sutil mensaje privado que consideramos más original que otro mensaje privado.

Subnick: (Frase “remember” de la última juerga o evento relevante.) Ejemplo:
“El Black Point – Sábado 23 – KasiKE SI - jajajja Inolvidable, fiestón!!!!”

TOP 3: Un clásico pre-ordenadores pero que hoy en día sigue de moda.
LAS DEDICATORIAS.
En tarjetas, en cd’s, en agendas del insti, en papeles sueltos, en fotos, y en los “walls” de nuestros facebooks y similares. En general es la muestra de afecto más rancia, y digo en general, a veces algunas son originales, pero como en general los humanos no somos originales, nos decimos cosas como:
(Reproducción más o menos fiel de una dedicatoria real de una agenda): “Marta, has estado sentada a mi lado durante los dos últimos años de instituto. Aunque no hemos hablado mucho, y a penas te conozco, me pareces una tía de putísima madre. Espero que nos veamos a partir de ahora. Te dejo mi Messenger: rubita_happyflower@hotmail.com.”
¿Lo más triste? Que durante un rato nos sentimos súper bien por tener una nueva amiga, aún a sabiendas de que jamás quedaremos con Jessy, porque es un zorrón…
TOP 2: Lo más surrealista de la red. MUESTRAS DE AMOR EN FOROS
Los foreros tienen sus propias jerarquías según la antiguedad y cantidad de mensajes, y los foreros más carismáticos son bien conocidos en el lugar. Así que mensajes de afecto por su parte son muy valorados. Ejemplo (sacado de un foro de cuidado de la piel):
David (6 mensajes en el foro: “el típico friki solitario”) dice: “tengo acné otra vez, estoy de capa caída…”
Mariana(578 mensajes en el foro: “la típica consejera”) le dice: ¡Cuánto te entiendo David! Jopis, si es que… es durillo, ¡pero ánimo David! ¡Tu puedes! ¡Eres fuerte! ¡La belleza está por dentro! Aquí me tienes para lo que quieras
Alicia (16 mensajes en el foro, “la típica positiva”)dice: Jo, Mariana, cuánta razón tienes, si es que… ¡eres la alegría de la huerta del foro! David, nada de bajón, ¡Que aquí te queremos mucho!
David (7 mensajes en el foro) dice: Vuestras palabras de ilusión me han dado vida. Ahora salgo a la calle con una sonrisa. Joer, sois las mejores, os quiero un montón.

Sé que puedo sonar cruel, pero esto tiene un punto de patetismo. Es decir, la felicidad de David está condicionada por mensajes de apoyo en foros de personas que lo olvidarán dentro de quince minutos cuando se metan en ElKonsultorio y animen a otros personajillos.

TOP 1: Lo más triste. MUESTRAS DE AMOR A FAMOSOS.
(O también: muestras de amor a gente a la que le importas un pimiento de verdad.)
Desde que existe myspace, los más aburridos ven que tienen a famosos al alcance de la mano y se dedican a escribirles mensajes con el convencimiento de que los famosos están detrás a punto de contestar.
Ejemplo:
Marta_ 16 dice 05 a las 15:23.
“Dani, te quiero, de verdad. Agrégame. martitakereadani@hotmail.com te keroo”
Marta_ 16 dice 05 de Mayo a las 15:49.
“Dani, sé que estarás liado pero es que necesito hablar contigo, contestame a los privados”
Marta_ 16 dice Hoy a las 17:30.
“Perdona Dani, ayer no pude entrar, estuve en el médico y en casa de mi abuela. Te sigo queriendo, ehh!! No me olvido de ti!!!!! Que si!! Agrégame porfi!”

Y así cada día. Marta se ha pasado seis horas durante los últimos días diciéndole a Dani, que no sabe de su existencia, que lo quiere.
**
Y así somos... Porque si algo he observado en la red, es que lo que más abunda es el reflejo de la necesidad humana de ser querido. El más friki, al más emo, la más pija, todos necesitan formar parte de algo, pero no sólo eso, necesitan que el resto de la gente lo sepa.
Es bonito, "tanto amor", en el sentido clásico de la palabra "bonito", en el sentido de “en un mundo lleno de odio prolifera el amor, que bonito”, pero es enormemente triste cuando nos da por querer muchísimo a la gente, porque aunque no lo reconozcamos, el 80% de las muestras públicas de afecto están dedicadas a que el resto de la humanidad sepa, a que a todo el resto de la raza humana le quede bien claro que:
NOS QUIEREN MUCHO Y QUEREMOS A MUCHA GENTE Y NUESTRA VIDA SOCIAL ES ENVIDIABLE Y NO ESTÁ PARA NADA DE CAPA CAIDA.

Por eso colgamos fotos con nuestros amigos en sitios públicos, ponemos fotos grupales en avatares, nicks patéticos, y en los foros queremos ser los más entusiastas, para recibir un poco de afecto de vuelta. Y es que en general, la gente que de verdad está segura de lo que tiene, de a quién quiere y de lo bien que se siente con los demás, no necesita, ni quiere, ni siente la necesidad de proclamarlo a los cuatro vientos. Funcionamos así, decimos y vamos contando lo que necesitamos que los demás sepan para alimentar nuestro pobre ego y convertirlo en un ego de tamaño medio, par aser como los demás.
Y como siempre, tiro la primera piedra.
Os quiero mucho, ya sabéis quienes sois.

La curiosidad mató al gato, o no…

(Prepostdata: A lo mejor algún asiduo a internet va a leer esto y pensar que soy la más paleta del mundo. Sólo quiero aclarar que lo asumo y cargo con mi mea culpa. Pero este post, ante todo, es tremendamente sincero, como todo lo que escribo. Y ahora, os dejo leer. )

Algunas personas me llaman friki a veces, pero no porque yo realmente sea friki en el sentido clásico, ni siquiera en el sentido moderno, más bien me dicen eso porque confunden mi insaciable curiosidad de saber todo tipo de cosas con “ser friki” (¿O es que ser friki es tener curiosidad insaciable por todo tipo de cosas?). Os voy a contar una anécdota relativa a mi frikismo que me hizo reflexionar sobre una curiosa cuestión del ser humano y su patológica ignorancia por egocentrismo. Bueno, en realidad os voy a contar tres anécdotas.

ANÉCDOTA 1

El otro día visitando mi bloggito, (lo confieso, a veces me leo…) descubrí el botón de “pasar al siguiente blog”, y ¡lo pulsé!, -casi tan arriesgado como pulsar el botón rojo- y accedimos a un blog curioso donde los haya. Se titulaba “deriostruchasypescaconmosca” y el lait motiv del blog es postear las historias de dos amigos que practican la pesca con mosca (¿?). Yo la verdad no sé si soy una persona muy ignorante y la pesca con mosca es algo por todos conocido, o si realmente –como yo creo- se trata de un submundo el cual un 90% de la humanidad desconoce. En todo caso, si creíais que sabíais algo de la pesca con mosca, no creo que sepáis nada de la jerga. Esto es el texto de uno de los posts:

“En cuanto a los lances, uno imprevisible y raro......Subía con Alvaro por una somera corriente cuando descubro una trucha de muy buen tamaño apostada detrás de las ovas, le indico a Alvaro su posición....y entonces la trucha sube lentamente hasta una pequeña tabla situada por encima de la corriente , estábamos comentando el tamaño de la trucha y donde estaba .... cuando al colocarnos en el inicio de la tabla vemos una cebada.... Alvaro coloca la emergente por encima de la cebada y una estruendosa ceba rompe el agua , una veloz carrera aguas arriba, la caña combada a tope...... Alvaro intentando controlar la trucha, después de una pelea de poder a poder, al final consigue meterla en la sacadora y sonrisa...fotos.. trucha al agua y abrazo-estrujón de Alvaro que no puede contener la felicidad. ¡Sonrisa de lado a lado de la cara!”

Después de leer esto, no sabíamos bien que expresión colocar en nuestros rostros: ¿Vemos una cebada? ¿Álvaro coloca la emergente? ¿La caña combada a tope? ¿Por qué sonreían tanto?
Me di cuenta que no soy nadie, no he pescado una trucha…

ANÉCDOTA 2 y 3 (sí, dos en una)

Enjuto Mojamuto es el friki por antonomasia, desde la factoría Muchachada Nui, nos cuenta sus aventuras en la red. Para quién no sepa ni de que hablo, es un personaje de dibujos animados que siempre está en su habitación, delante de su ordenador y habla con una voz en off. El mejor capítulo para mi gusto fue el de “Ídolos”, en el que Enjuto comentaba sus ídolos favoritos, obviamente igual de frikis que él. El primero: Zangluf, -y aclara- “nada más y nada menos que porque tiene 8 personajes del nivel 70 en el WOW (esto es un juego online, World Of Warcraft”. El segundo, Eric Hamilton, el creador de los jpegs. Y el tercero, Edans, -y la voz en off pregunta ¿Quién es Edans?- y Enjuto responde: “No sé, pero tiene más followers que yo en twitter”. No pude evitar quedar anonadada con el ingenio de Joaquín Reyes y compañía, y por otro lado proferir un sonoro (e interior): “¡Soy cutreee! ¡¡¡Jamás seré tan original!!”, y después me dediqué a buscar en internet a los ídolos de Enjuto, dándome cuenta de que realmente no soy ni tan siquiera, una aspirante a friki. Descubrí que efectivamente Hamilton es el creador de los jpegs, y que el tal Zangluf existe, y no sé como, indagando, acabé en un foro en el que un montón de ofendidos jugadores del WOW ponían a parir al tal Zagluf calificándolo como un pésimo jugador, o algo así… Algunos neófitos como yo (o eso pensé) preguntaban: “¿Quién es Zangluf?” , a lo que un amabilísimo forero, Delfín, respondía: “Te voy a contar…” Y esto, que copipasteo a continuación, es su epopeya (la transcribo, con faltas, lenguaje sms y demás):

“Zangluf es un mago q viene d aggamagan donde ya entonces se gano su reputacion....no se , yo una vez lei una historia en la cual en un AV cargaba haciendo AOE contra los 40 ordos (en los AV antiguos t podias echar 15 horas) y cuando llego a los ordos taba sin mana y uso un evocation....No se la veracidad d la historia. Weno...algunos lo califiban alli como ninja...yo en este server cuando fui con mi alter maga a ZG el intento pillarse la cosa para los brazaletes d zandalarian teniendo unos mejores... En eso no entro....tuvo una epoca muy pvpera alli en agamagan (cuando me hice mi alter en mazrigos deje d verle) en la cual llego hasta el rango 12 y se quedo alli estancado un par d meses sin poder subir + pero sin bajar por el tiempo q le dedicaba. (…) Espero avertelo aclarado a ti y a los q se preguntaban lo mismo....”

Gracias Delfín, por ilustrarme, me ha quedado todo clarísimo. En fin, de nuevo, no soy nadie…
Después de esto, deprimida, busque el “twitter”, porque (ahora no sé cómo podía vivir en mi ignorancia) no sabía lo que era. www.twitter.com resultó ser una página en la que, tras crearte un usuario, (como un myspace o flog) puedes postear, tantas veces como te venga en gana, en 140 caracteres por vez, lo que estás haciendo en cada instante. Flipé. La gente se convierte en tu seguidora (follower) y tú te buscas a quien seguir, entonces la gente sabe qué haces o qué piensas prácticamente a cada instante. Hasta ahí todo bien. Busqué al tal Edans, y resulta que efectivamente es un famoso twittero, experto y profesor en internet y comunicaciones. Rastreando en foros encontré posts de gente que ponía “¡Enjuto ha superado a su ídolo, Edans, tiene más followers que él!”. Porque sí, Enjuto se ha creado un twitter que siguen miles de personas. Y el tal Edans habla en su página de la importancia de twitter en la comunicación empresarial (sabes donde está tu team en cada momento), y de los sistemas de este tipo.
La verdad podría hablaros horas de las cosas que he descubierto a través de Enjuto, el twitter, Edans, Zangluf, etc, pero me siento muy neófita.
Mientras escribo este post recuerdo mi reciente viaje a México en el que me parecía increíble el estilo de vida, la realidad cotidiana de la gente que vivía en la Riviera Maya, en el lugar diametralmente opuesto en todos los sentidos posibles a Enjuto, Edans e incluso a mí misma. Y lo curioso es nuestro occidental-europeo cetrismo que se convierte en una auténtica ceguera. Me sorprendo en conocer que no sólo las culturas que nos presentan los documentales, las de los nativos de Nueva Guinea Papua o las de los nepalíes nómadas son diferentes a las nuestras. Es que mi primo de dieciséis año habla un lenguaje que prácticamente desconozco y gente de mi edad vive en un mundo que poco tiene que ver con el mío. Sé que es obvio quizás lo que digo, pero es que no puedo evitar sorprenderme cuando veo un documental sobre cómo se fabrican los cuchillos y por dentro pienso que jamás me lo hubiese imaginado...
Somos egoístas, hasta niveles extremos, al dar por sentado sin querer que nuestra realidad es la única válida, nuestro pensamiento el más lógico y nuestra vida la más normal del mundo. Sin caer en sentimentalismos o en panfletarismos sobre globalización, sólo digo que quiero que se acabe de una vez por todas lo de la curiosidad mató al gato. Quiero conocer, quiero saber más sobre el wow y sobre la pesca con mosca, conocer qué piensa el descendiente de un maya y qué opina mi primo sobre los programas como twitter, en todo caso, creo que deberíamos abrir los ojos y ver que no somos nadie, que tenemos un mundo de información al alcance de nuestra mano y que la mayoría de las veces nos interesa solamente abrir nuestro mail, charlar con nuestro Messenger y googlearnos a ver si hay suerte…
Os dejo, me voy a pescar una trucha con mosca.

“Yo lo sé, esto es así, no me cabe duda”, dijo él. “Yo lo intuyo, una fuerza me lo dice…”, respondió ella.

Este título es una reproducción de una platónica conversación entre un enterado y una mística. Dos tipos de personas que habitan entre nosotros, y que están dispuestos a aparecerse en nuestras vidas, como “estrellas invitadas” de una sitcom a la menor distracción por nuestra parte. Los pongo a los dos en el mismo pack porque son dos tipos de personas que lo saben absolutamente todo, y si no, pues se lo inventan.
Esta entrada está inspirada en algo que pensé hace más bien poco: lo que nos gusta a las personas en general decir “te lo dije”. Todos estamos deseando saber más que los demás, encontrar las palabras perfectas antes que el resto de la gente y sobre todo, que otros se equivoquen y nosotros llevemos la razón. En general es algo que te hace sentir muy bien, el comenzar una discusión con alguien, de forma acalorada sobre algo en particular, y descubrir de una fuente ajena que efectivamente tú llevas la razón. Porqué en ese momento puedes gritar a los cuatro vientos un maravilloso “TE LO DIJEEEEE”, gigantesco, con todas las letras y con toda la vocalización que eres capaz de lograr con tus cuerdas vocales...
Pero estos dos géneros de personas son diferentes, porque ellos no esperan una situación aleatoria en la que puedan decir “te lo dije”, ni siquiera llegan a pronunciar esas palabras porque ellos lo saben absolutamente todo, sólo que los primeros lo saben por cuenta propia, y a los segundos les encanta citar la fuente ajena de la que han conseguido su sabiduría.
Primero voy a hablar de los enterados. Los enterados son los que después de cualquier afirmación, su respuesta es: “no,” “no estaría yo tan seguro”, “hombre, eso no es así exactamente”. Ejemplo de una conversación con un enterado, que sabe sacar una bonita discusión de donde no la hay.
PERSONA NORMAL (en adelante PN): Me encantar Martin Sheen en Apocalypse Now.
OTRA PERSONA NORMAL (contestaría): “Sí, está genial” o “no me acuerdo”
Pero, ¡el enterado no!
ENTERADO (en adelante EN): Mmm, no estaría yo tan seguro, el protagonista es Brando.
PN: Bueno, Brando sale, pero el prota es Sheen.
EN: No no, te equivocas, el protagonista, el que va por la selva es Brando.
PN: Joer que no, que es Sheen.
(El ENTERADO se acalora).
EN: Pero ¿Me vas a discutir eso? Si he visto esa película 500 veces. Hombre, vete y búscalo.

El resultado normalmente es que a la persona normal el enterado lo hace dudar hasta que no está nada convencido de su teoría inicial. Pero si decide buscarlo puede darse una pintoresca escena en la que el enterado niegue sistemáticamente haber dicho que era Brando el protagonista, o incluso que cambie totalmente la versión. En todo caso, es totalmente imposible luchar con un enterado porque siempre tienen la razón. Y si cometes el error de discutirle algo en lo que efectivamente tiene razón, estás perdido porque te dirá: “TE LO DIJE” y te lo recordará durante el resto de tu existencia.
Pero peores que los enterados y su afición por obtener de la nada la sabiduría universal, son los místicos, porque los místicos no sólo creen que tienen razón, sino que sus fuentes son tan precisas y están tan bien documentados que uno no puede más que escucharlos. Los peores de esta raza son los que tienen cultura de libro de autoayuda, porque ellos no sólo creen haber conseguido el secreto de la felicidad sino que encima quieren que tú también lo tengas. Su autor favorito es Paulo Coelho, y con El Alquimista han encontrado la revelación más inmensa de su existencia. Comprar flores de Bach, inciensos (por sus poderes, no por el olor), tontean con el budismo, creen en el poder de las piedras, en la fuerza del corazón, en los que leen las cartas, en los videntes, han leído El Secreto, y te lo recomiendan en seguida, porque ha sido un giro argumental enorme en su propio misticismo. Esta es una conversación con un místico.

PERSONA NORMAL: Hoy estoy de bajón.
MÍSTICO: (con pose de prestar muchísima atención) Pero… ¿Por qué? ¿Te has leído a Jorge Bucay?
PN: Mmmm, no. He leído a Ken Follet….
MÍSTICO: (abriendo muchísimo los ojos): Oh! Cariño (les gusta llamar cariño a la gente, aunque sólo sean conocidos, y tocar mucho a la gente) pero tienes que leerlo, porque yo encontré el sentido de la vida en cuanto leí su último libro. (Hago un paréntesis porque este es el momento cumbre de todo místico: la obviedad monumental) Es que mira, las cosas no tienen que ser blancas o negras, pueden ser de millones de colores, sólo tienes que verla bajo el prisma adecuado, tú buscas tu propio YO… ¿te has leído El Secreto?
No sigo la conversación porque en realidad, algo que tienen la mayoría de los místicos, como parte del género humano, es que pasan de escucharte, al menos que le cuentes algo que les interese para aplicarte su misticismo, como un sueño, una ruptura amorosa o un ruido misterioso en tu casa.
Lo curioso de estos dos tipos de personas, es que aunque quieren por todos sus medios asediarte con su sabiduría, jamás tienen ningún interés en que tú compartas con ellos la tuya, es más, los místicos, jamás aceptarán que tú hayas leído un libro místico que ellos no conocen, y los enterados, jamás aceptarán que sepas más que ellos, y si lo haces, directamente cuestionarán lo que les has dicho “No estaría yo tan seguro”.
A veces deseo en mi yo más oculto que se encuentren un místico y un enterado y comiencen a divagar sobre el sentido de la vida…
Sobre todo porque creo que muchísima gente olvida que sólo la gente humilde es la que sabe algo, porque saber algo te da la seguridad de no tener que demostrárselo a nadie, de coger lo que sabes, darle vueltas y ofrecérselo a quién buenamente quiera aceptarlo, pero jamás creer que eres más interesante que nadie, porque hoy en día, todos han visto las noticias, todos se han leído ese libro tan misterioso que sólo crees conocer tú y todos han recibido ese mail. Por eso abogo por una conversación sincera, porque a veces, cuando escucho a la gente, a veces cuando me escucho a mí misma, a veces cuando cotilleo conversaciones ajenas, me doy cuenta de que vivimos en la era en la que el ser humano lo cree saber todo, de ese ser humano (actual) que se asombra cuando ve que los mayas tenían un calendario o que los monos saben contar (porque cree que sólo EL SER HUMANO DE HOY es inteligente). Vivimos en la era de la prepotencia en la que saber algo único es un auténtico privilegio, en el que todos queremos ser expertos en algo y maestros de todo, y en el que todos pecamos de ignorantes cuando queremos hacer llegar a los demás nuestra insondable sabiduría.
Por eso envío un mensaje a los enterados y a los místicos: no asombráis a nadie, no quedáis bien, no moláis. Es más, si dais algo, es un poquito de vergüenza y ser la comidilla de los corrillos en los que no estáis. Porque la gente que realmente vale la pena a la larga, la gente que realmente todo el mundo quiere tener a su lado, es la que sabe dónde está, sabe lo que sabe, quiere conocer lo que los demás tienen que decirle y utilizarlo para saber más de sí mismos. Sin descubrir secretos insondables de nada y sin probablemente ser más felices o más interesantes al día siguiente. Sólo siendo, que hoy por hoy, ya es un logro.

¿Por qué él sí y yo no? ¿Por quéeeeee?

Ayer no escribí porque era el día del trabajador y no quiero ser una esquirola, y también porque estuvimos en casa totalmente enganchados a Damages en un maratón de diez horas consecutivas con pequeños intervalos para comer algún alimento y beber algún líquido...
Hay ocasiones, puntuales, en las que veo alguna serie de televisión, especialmente americanas, bueno, exclusivamente americanas, y pienso dos cosas: que todavía, hoy en día es posible innovar, y luego que porqué nosotros somos incapaces de hacerlo. Me siento alentada en mi ilusión de ser algún día una guionista profesional y luego me doy de cara con la realidad pensando que es casi imposible hacer productos de tal calidad en nuestro país. Y lo siento si alguien se siente ofendido, pero es totalmente imposible. A nivel técnico no hay ni que hablar, pero es que a nivel creativo, parece que nos tenemos que conformar con más de lo mismo, con series cuyas tramas no dejan de ser igual de trasgresoras que la noventera Compañeros.
Pero no es de series de lo que quiero hablar. De lo que quiero hablar es de ese sentimiento que tengo al ver esas series y que tuve ayer al ver Damages y analizar la indiscutible calidad de sus guiones. Ese sentimiento nos acompaña a casi todos en algún momento: compararte con los demás. Todos nos comparamos con los demás. Alguien podrá decirme “yo no, yo no me comparo con nadie”, pero seré totalmente incapaz de creerl@. Porque es irremediable el ponerse a uno mismo en una balanza, mirar alrededor y pensar que otros son mejores que nosotros, peores que nosotros, más felices o más desgraciados o que tienen mejor o peor suerte que nosotros sin merecerlo en absoluto. Y esto es sano en casi todas las ocasiones, al menos que esa pequeña envidia o ese pequeño sentimiento de superioridad ocasional se convierta en algo patológico. Y se convierte, el problema es que en ocasiones se convierte. Y más desde que tenemos la posibilidad de escondernos detrás de una pantalla de ordenador, soltar mierda tras un nick y quedarnos tan a gusto. Tenemos tiempo libre, el suficiente como para sentarnos en una silla a mirar a los demás y pensar que son mucho peores que nosotros y han logrado muchas más cosas, eso sí, sin jamás plantearnos la posibilidad de dejar de mirar lo que están haciendo esos de los que hablamos y ponernos nosotros mismos a labrar nuestro propio camino hacia el éxito.
El éxito, según mi prisma, es la ilusión de ser felices por haber logrado los objetivos que nos habíamos marcado, aunque si lo pensamos bien, el éxito, casi siempre, sigue siendo el objetivo y el camino se convierte en poco más que intentar trabajar para lograrlo esforzándonos en no caer en la desesperación al ver que nada llega. Pero lo que le ocurre a la mayoría de las personas que desean el éxito es que se pasan la mayor parte del tiempo enajenados en su propio universo en el que tienen que conseguirlo “ya” y “porque sí”, “porque tienen el talento suficiente”, sin plantearse que talento, en realidad, es algo que le sobra a casi todo el mundo, y que lo que es realmente complicado es sentarse delante de un papel/lienzo/ordenador/partitura y cualquiera de sus variantes pintorescas a plasmar ese talento del que tanto presumen. Lo fácil es meterse en un foro de literatura/pintura/informática/música y sus variantes pintorescas y dejar que la envidia se convierta en frustración y desesperación y dé, como resultado, el más estrepitoso de los fracasos. Mucha gente, a diario, me cuenta lo que hace, lo que está haciendo, los proyectos que quieren tirar para adelante, lo buenos que son en tal o cual materia, pero la mayor parte de ellos jamás vienen con el producto terminado, jamás me dicen “he logrado terminar esto”. Cuando alguien me sorprende con algo acabado, no me queda más que admirarlo, pero he de reconocer que en el fondo, muchas veces en las que he visto ese “algo”, he pensado “no es para tanto” o incluso “¿Esa era la gran idea? Yo podría hacerlo mejor”. No lo pienso con maldad, ni siquiera con prepotencia, lo digo con una pequeña envidia interior porque pienso que yo misma, dejo muchas de mis cosas en el tintero por el miedo a hacerlo mal o a fracasar en el intento. A veces dejo las cosas a medio terminar porque pienso que es más fácil esto que enfrentarme a que no soy como creía que podía ser si me esforzara.
Pero estoy aprendiendo. Cada vez más, cada día aprendo un poco, desde hace un tiempo, a no darme por vencida y a no ponerme a mirar fallos de jurados antes de haber escrito el cuento (aunque a veces lo hago), ni a leerme lo que hacen los demás y pensar “yo podría escribir algo mejor”. Y menos aún, lo que no hago, es sentarme detrás de un nick y poner a parir a alguien que ha logrado algo, porque no quiero perder mi energía (que es finita), ni mi tiempo (que es limitado) en mirarme a través de los demás, ni para bien ni para mal. Porque tengo el firme convencimiento de que la inspiración es un invento marketiniano, y que el talento es con lo que se conforman los mediocres. Hay que tener talento, hay que tener inspiración, pero sobre todo, hay que mirar hacia el futuro con optimismo y con la seguridad de que tus objetivos se pueden lograr si pones empeño y si lo haces. Como me dijo Hipólito, el profesor más raro que he tenido, en su primera clase: “Si quieres ser guionista, escribe”. Creo que no hay mejor consejo que ese. Os hablo directamente a los que os pasáis la vida viendo lo que hacen los demás y sintiendo que el mundo es muy injusto: lo es, pero no podéis hacer nada más que intentar ser objetivos con vosotros mismos, pensar si de verdad valéis para “eso” que queréis hacer. Sin falsas ilusiones pero sin falsa baja autoestima. Con objetividad. Si vales para ello, siéntate, escribe, pinta, canta, pero hazlo, no te sientes a llorar porque no has logrado lo que ha logrado tu vecino, ni desperdicies tu voz en gritar que tu vecino lo ha conseguido con menos talento que tú. Muchas veces consiguen cosas quienes menos se las merecen, pero casi todas esas personas supieron aprovechar las oportunidades que se le pusieron por el camino, y si no lo han hecho, sólo es cuestión de tiempo el que caigan por su propio peso. A lo mejor peco de lista por intentar dar consejos, pero veo una realidad que me hace darme cuenta de que si en nuestro país el talento está tan mal aprovechado es porque no somos una cultura de sacrificarnos por un sueño, no tenemos algo que los yankees tienen y que es muy positivo, la cultura del “empezar de cero y llegar a ser alguien”, tenemos la cultura del conformismo, la envidia y el mirar la casa ajena por el rabillo del ojo. Tenemos muchas cosas buenas, y muchas otras malas, pero yo he tomado una decisión. Lo voy a lograr, y no porque tenga muchísimo talento o porque sea mejor que los demás, sino porque me voy a sentar cada día muchas horas a dejar de soñar y a apostar más por mí, y cuando vea una serie americana seguiré pensando que soy lo peor, pero también seguiré pensando que no voy a empezar a construir la casa por el tejado y menos a quedarme sentada en mi casa viendo como otro logra mi sueño, no por ser mejor, sino por haberlo intentado.