Un nombre vale más que mil palabras (bien escritas)

Ayer leí un artículo de Lucía Etxebarría, una de las pocas escritoras de este país que se pueden permitir el lujo de vivir de lo que escriben, y me sentí estafada porque conozco el tema del que habla en profundidad y sé que por encima o por debajo de juicios de valor sobre lo que escribió, de que sus ideas estén más o menos acertadas o de que lo que diga sea moralmente asequible para la masa-media del lector nacional, lo que abundaba por encima de todo ello, y también por debajo, era una apabullante desinformación. No pude evitar, nada más terminar de leer el artículo, imaginarla tumbada en su sofá, escribiendo en su ordenador con los párpados medio caídos y la excusé porque hace mucho calor y claro, eso nubla las ideas, porque si no, no me imagino de ninguna forma como una de las autoras con uno de los más prestigiosos premios literarios de este país es capaz de escribir un artículo donde todo lo que pone es una pura patraña.
Y mi indignación tiene mucho que ver con algo que no debería indignarme, una frase popular que he escuchado a diversas personas a lo largo de mi vida: consigue la fama y échate a dormir. En cualquier mundo esto funciona de la misma manera. Haz algo genial, luego con poner tu nombre delante será suficiente para que vendas libros-discos-cuadros-oloquesea, como churros. En muchos casos, claro. Por ejemplo en el caso de esta escritora. No sé, quizás me equivoco (cosa que por cierto ella jamás admite en su artículo –o debería decir ¿Artícula?-) pero me da la sensación de que si tienes un nombre puedes escribir en un periódico cualquier chorrada mal estructurada y mal escrita, con contenido que es pura pena, y luego quedar genial porque tu opinión cumple con los cánones del periodismo-protesta que esté de moda en este momento.
Me indigna porque va de lo que hay que ir para estar a la última, de “soy parte de la contracultura, feminista radical y anti-taurina”, lo que me parece estupendo, cada cual con sus propias ideas sobre cambiar el mundo, y yo me siento bastante poco radical y poco-contracultural porque no hablo de diferencias de sexo, y eso que también soy anti-taurina… ¿Tengo que pedir disculpas por no ser una feminista radical? No lo creo. Yo expreso mis ideas, me hago respetar cuando es necesario y sé, tengo claro, que somos todos iguales, ¿No es la mejor forma de ser igual que asumiendo que eres igual? Sé que muchas feministas rebatirían mis opiniones diciendo que gracias a gente como yo no ha cambiado el mundo, y en eso les doy la razón, y agradezco y comparto la lucha, pero cuando veo cosas como “las miembras del comité nacional”, me dan ganas de vomitar. Yo quiero un mundo donde las mujeres no se sientan ofendidas porque una palabra esté en masculino, y que sí se hagan respetar cuando un hombre crea que son inferiores por ser mujeres. No puedo soportar las radicalidades, ni en el feminismo ni en ninguna otra cosa. Por eso, cuando se usa como un arma comunicativa, como una forma de darse a conocer, como un sello de identidad, no me gusta. Yo me siento mujer cada día, sí, ¿Y?, me marca en mi vida y en mi forma de concebir mi realidad en la medida en la que me marca mi educación, mi entorno y mi gente, no creo que tenga que considerarlo como algo tremendamente notorio en como soy, y si ya nos ponemos políticos, creo que pocos hombres con talento lo van justificando por ser hombres, pues de la misma forma yo no voy a caer jamás en eso, ni tampoco voy a esconder la falta de creatividad en basura panfletaria. Quién quiera reivindicar algo de la forma propagandística que lo hace esta mujer que lo haga, pero no obtendrá mi respeto por hacerlo, aunque tengo claro el ínfimo valor real de mi respeto.
El caso es que sé de qué pasta está hecha la comunicación en este mundo: un nombre vale más que mil palabras. Lo tengo bien claro desde hace mucho, y no sólo lo acepto sino que no niego poder formar parte de esto algún día, y si algún día pertenezco a esa élite de tener un nombre, me daré con un canto en el pecho. Sólo me digo a mi yo futura que seguro leerá este post: por favor Sabina futura, nunca modifiques tus ideas o escribas cualquier cosa porque-queda-muy-bien-hacerlo y está muy –de-moda. Yo puedo escribir casi cualquier cosa que me manden, puedo escribir sobre cualquier tema, pero si firmo un artículo de opinión, espero jamás escribir uno del que me avergüence. Me he leído el blog de esta escritora, y he leído sus 176 comentarios de puro peloteo en un 98%. Normal, todo ser anónimo que se pone en contacto con un ser referente de opinión, desea expresarle su admiración, pensando que a ese ser le va a interesar y que lo va a considerar el mejor y más interesante de los anónimos seres que habitan en sus comentarios de blog. Lo hacen en todos los blogs y en todos los myspaces, y todos ellos quieren ser como sus ídolos. La era de la comunicación 2.0 nos trae la cercanía del ídolo con el fan, del dios con el fiel, del popular con el anónimo, y eso nos trae también la carencia del filtro. Hoy en día eres quien eres por ser quien eres, y cada vez menos por lo que digas. Por suerte, nos queda poner la esperanza en esa famosa generación Einstein de la que ya hablaré en otro post.
Y mientras, seguiré imaginando a la escritora bestselleriana sentada en su sofá, informándose cinco minutos antes de escribir su putrefacto artículo lleno de desinformación y redacción barata, porque ella, por suerte, tiene un nombre con el que firmar, y eso convierte la tinta en oro.

3 Response to "Un nombre vale más que mil palabras (bien escritas)"

  • Anónimo Says:

    Comparto muchas de tus opiniones, vieo -sobretodo eso de que cualquier cosa llevada al extremo, a la radicalicación, no puede ser buena, más bien todo lo contrario- y, lógicamente, estoy en desacuerdo con otras cosas que dices.
    Pero, uff, transmites pasión. Bueno, no se como decirlo... Sí, sí, de hecho es eso, pasión.
    Oye, así, por mera curiosidad, ¿de que iba el artículo del que hablas?

    Timothy.


  • Anónimo Says:

    En este país tenemos un gran problema: la gente se deja llevar, no tiene ideas propias, repite lo que ve en la tele y es incapaz de generarse una opinión sobre cualquier tema. O repites lo que lees u oyes o eres un loco o trastornado. Hay que ser lo que te dicen que seas, hay que ser aburridos, ser incapaces de sonreír, ir a los sitios donde más gente hay, ir a la moda, etc…y lo más grave y expresas en tu articulo es la cantidad de gente que endiosamos y se limita a decir lo que sea por que sabe que será como el Santo Grial…Comparto tu frase “no me gusta la gente…” por que hace tiempo que no hay gente por las calles, hay zombis…o peor todavía y lo que viene tiene peor pinta…


  • Unknown Says:

    Amén

    O sea, que estoy de acuerdo contigo sabes??

    Peroamiga,tu y yo somos Sheila y Sabina. No sabes?? Las directora - guionista mejoresdel mundo...

    ay ay