Adolescentes y Tribus Urbanas

Hoy voy a hablar de este maravilloso fenómeno. ¿Por qué? A lo mejor os preguntáis algunos... o no, o yo que sé... (pero por si acaso). Pues por varios motivos. Me he dado cuenta, observando otros blogs, de que mi especialización por ahora, (es decir, lo que me diferencia de otros blogs), es la de ir analizando la absurdez del ser humano en sus múltiples manifestaciones, todas motivadas por la búsqueda de la autenticidad, por el deseo intrínseco a nuestra naturaleza de querer destacar, ser diferente y mejor, pero sin disgregarnos jamás del montón. Y hablo obviamente del humano medio.
Una etapa interesantísima de esta búsqueda incesante de la autenticidad es la adolescencia. Me encanta analizar a los adolescentes. Se sufre tanto siendo adolescente, sintiendo que eres el único diferente y a la vez queriendo serlo pero queriendo ser del montón. (Ala, igual que el ser humano medio...) En el fondo todos somos adolescentes que nunca jamás encuentran su sitio en el mundo.
Y para ser un adolescente interesante tienes que pertenecer a una tribu urbana, ¿Por qué? Pues porque para ser adolescente tienes que encontrar a quién poder odiar, aborrecer, insultar -ya sea interior o exteriormente- e intentar exterminar -mejor si es sólo platónicamente-, sobre todo para lograr odiarte un poco menos a ti mismo, y en algunos casos intentar quererte un poco menos también. En general, cualquier ser humano de diversas generaciones te hablará de la tribu urbana de moda en su época de adolescente, que no es más que en la que sus miembros se creían más auténticos y diferentes al resto y por ello estaban de moda y conformaban a la gran mayoría-. Porque siempre existirá la cultura y la contracultura y todos nos sentimos siempre parte de lo segundo.
En el mundo actual, el mundo de internet, de la tecnología de la inmediatez, de la hipotecada y masificada clase media dominante, de la televisión a la carta, del odio a la U.S.A. de Bush, del miedo al conflicto con oriente y del abuso del frikismo y de lo esperpéntico. En esta era de búsqueda del famoseo a cualquier precio y de la des-información por sobre-información, en este mundo de hoy, el adolescente de la contracultura (perdonenme sus oponentes, pero es mi clasificación so I cry if I want to) no es el más informado y culto, no, pero cree que sí, porque cree luchar contra la más masiva, temida, intolerada y criticada tribu urbana de todos los tiempos, redoble de tambores: Los Kanis. Esos enemigos de los niños. De aspecto naikero y tunning del más feo. De oro de muchos kilates y acento agitanado. Mutan en cada pueblo, se les denomina de diferente forma, nacen en las periferias y pueblan las discotecas a ritmo de techno, reggeton, rumbita, lo que sea. No saben nada del mundo en el que viven ni les interesa, son felices y no tienen aspiraciones, sus sueños son tener novia, trabajo mileurista estable, algunos hijitos y vales descuento del Carrefour.Por todo ello son un estereotipo de lo más recurrido.
Pero no me quiero detener a hablar de ellos porque todos los conocemos, en realidad de lo que quiero hablar es de que en mi trabajo de exhaustivo análisis de la lucha triburbanística, he observado que cada grupo se ha gestado como contraataque a ellos, (incluso de forma inconsciente), o en su defecto, a lo que ellos representan: la absoluta decadencia de la humanidad, el absoluto desinteres por casi todo lo que no sea el más abrumador de los individualismos.
Y cada tribu ha buscado el mecanismo mediante el que diferenciarse y luchar contra ellos.
-Los rappers quieren liquidarlos con su léxico, sus rimas urbanas como balas dialécticas en sus cuellos kanis.
-Los emos, que quieren contrarrestrar su kani-felicidad mal infundada con la expansión de la depresión existencial llevada a lo irrisorio.
-Los jevis, ese clásico y mutante grupo de gente oscura los combate llevando al extremo opuesto su aspecto y su música: los ritmos electrónicos repetitivos por guitarreos rebuscados, los colores estridentes de sus apretados chándals por ropa larga y negra.
-Los pijos, que los combaten con miradas de reojo y susurros de desprecio bajo cortinas de flequillos equisequisele.
-Los popis (y/o modernos) que intentan contrarrestras su expansión con una elevada dósis de supracultura, pedantería y elitismo.
-Y finalmente los frikis, que luchan contra ellos de la forma más clásica: en su cálida trinchera. Su habitación, la pantalla del ordenador y un mundo que no existe.
Cada teenager se siente cómodo, refugiado en su tribu que es la mejor y la más original, y siempre la contraria a la mayoría. Y está bien, porque en esa búsqueda de ser diferente y de "luchar contra el enemigo", se acercan de forma casi inconsciente al conocimiento y muchos de ellos se convertirán en personas que logren cosas o que al menos lo intenten, y aunque muchos acaben siendo humanos del montón, tengo el absoluto convencimiento de que para llegar a ser algo en la vida, (sea lo que sea lo que eso signifique), se debe haber pertenecido a una tribu que luchase contra el resto, y sobre todo que luchase contra la apatía, la incultura y la chavacanería.
Dentro de cada uno de esos grupos, muchos de sus miembros en realidad escuchan a escondidas temas de las listas de éxitos comerciales, ven telenovelas y leen best-sellers de lo más simplón, aunque nunca lo admitan. Pero estoy segura de que algún friki, algún jevi, algún popi, solamente para ser diferente, solamente para luchar por ser único, descubrirá en su interior una idea brillante que le hará decidir tomar las riendas de lo que quiere ser. Siempre existirá "el montón" y siempre tendremos una relación de amor odio con él. Cualquier adolescente pensará alguna vez en su existencia como tal que "la gente es lo peor porque no conoce a mi grupo", pero pensará que "su grupo se ha vendido" si todo el mundo empieza a escucharlo. Y en esa lucha por metamorfosearse, salir de su piel y dejar la anterior en el suelo al seguir andando, en eso precisamente consiste encontrar en la medida de lo posible algo que quizás hemos olvidado los adultos: la identidad. Una palabra que a menudo ni siquiera recordamos que existe. Incluso yo, que a veces escribo todas estas tonterias preguntándome: ¿No soy exactamente igual que el resto?

1 Response to "Adolescentes y Tribus Urbanas"

  • Anónimo Says:

    Primilla, no, no soy un ''jevi'' como dices tu... no se exactamente lo que soy xDD, pero no soy un ''jevi''

    xDD

    Y eso, que ta muy bien la entrada ( y las anteriores)

    Un Saludo!